
El cariño del público se hizo presente, y a pesar de la lluvia que cae en la capital mexicana, no les interesó las inclemencias del tiempo y esperaron pacientemente a su ídolo.
El ataúd fue sacado de la carroza, lo que provocó que la gente le diera un estruendoso aplauso, para que luego fuera metido a la Basílica, donde ya esperaban el cuerpo del cantante.
Los conmovedores aplausos continuaron, mientras el rito católico comenzaba con los cantos del coro del templo.
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